lunes, 10 de noviembre de 2008

HOTEL NACIONAL CASA DE ESTUDIOS

Esta ubicado en el extremo sur de la península, frente a la bahía, entre las calles Piedras, Cerrito, Ing. Monteverde y Lindolfo Cuestas.
Allí aparece una vieja estructura, pensada para hotel por Emilio Reus en 1889 por medio de la
Cia. Nal. de Créditos y Obras Públicas
Pero nunca fue el hotel proyectado especialmente para dar alojamiento a los turistas argentinos, que en esa época ya eran muchos.
Tenia dos mil cuatrocientos metros cuadrados edificados, fue Facultad de Humanidades y Ciencias, pero desde hace años está abandonado, ocupado por una familia que ha protegido el edificio.
Marcó una época en la historia financiera y social de Montevideo, construido y proyectado por los arquitectos Parcus y Siegerist.
Era habitual por esos años, darle a los edificios un aire de suntuosidad que parecía ser sinónimo de buen augurio.
Por eso tenía grandes salones, techos cubiertos de cielorrasos de yeso dorado, columnas estucadas que se complementaban con gran cortinados de pana roja y lambrís de roble, que cubrian las paredes.
Cinco plantas de habitaciones estaban distribuidas sobre dos grandes patios interiores, una gran escalera de mármol dividía las plantas, en cuyo comienzo estaban la recepción y conserjería.
Los techos, terminados en buhardillas le daban un aspecto exótico y original, pero esas buhardillas, también llamadas “mansardas” típicas de la época, se destruyeron, en su lugar se construyeron los techos de azotea, que tiene aún.
El proyecto de Emilio Reus incluía además un edificio anexo para baños, una especie de grandes termas romanas, rodeadas de mármoles.
Pero la quiebra de Reus en el año 1890, no le permitió realizar todos sus planes y el edificio fue clausurado.
Después pasó a manos del estado, sin haber sido nunca utilizado como hotel, ni haber recibido ni un solo pasajero.
Desde noviembre de 2007 lo adquirió una compañía griega naviera y están esperando la entrega del edificio, para restaurarlo y convertirlo en oficinas.
Y Emilio Reus, que estuvo solo tres años en Montevideo y soñó con tantas grandezas murió con 32 años, pobre y olvidado en una cama del Hospital de Caridad, sin dinero ni para pagar su propia sepultura. Unos años antes, había sido el hombre más rico de Montevideo.