Una bala de cañón calibre veinticuatro está clavada en el frente de un edificio montevideano, desde hace mas de ciento noventa años.
Algunos lo atribuyen al bombardeo inglés de 1807, Isidoro de María dice que fue durante el sitio de Montevideo de 1813.
El proyectil se convirtió en reliquia histórica, por su ubicación, los hechos y el tiempo, que siempre hace de las suyas.
Se puede ver en una de las columnas del frente de la Capilla del Hospital Maciel, que fue restaurada después del cañonazo.
Es una de los edificios mas antiguos de Montevideo; el día que se inauguró estuvo presente José G. Artigas, también allí fue ensayado por primera vez el himno nacional, cantado por un coro de niños de la zona.
Como si todo esto fuera poco, otra larga historia tiene las pilas de agua bendita, vinieron de las islas Mauricio en el Océano Pacífico.
Son dos enormes y auténticas caparazones marinas, traídas por un corsario español que gentilmente, cosas de corsario, las obsequió a la capilla.
Algunos lo atribuyen al bombardeo inglés de 1807, Isidoro de María dice que fue durante el sitio de Montevideo de 1813.
El proyectil se convirtió en reliquia histórica, por su ubicación, los hechos y el tiempo, que siempre hace de las suyas.
Se puede ver en una de las columnas del frente de la Capilla del Hospital Maciel, que fue restaurada después del cañonazo.
Es una de los edificios mas antiguos de Montevideo; el día que se inauguró estuvo presente José G. Artigas, también allí fue ensayado por primera vez el himno nacional, cantado por un coro de niños de la zona.
Como si todo esto fuera poco, otra larga historia tiene las pilas de agua bendita, vinieron de las islas Mauricio en el Océano Pacífico.
Son dos enormes y auténticas caparazones marinas, traídas por un corsario español que gentilmente, cosas de corsario, las obsequió a la capilla.
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