Dos años requirió el alhajamiento de la casona de la calle 18 de julio y Cuareim, hasta colmara de tesoros.
Costosísimos viajes a Europa lograron reunir las maravillas que, distribuidas por salones, dormitorios, escritorios y patios, hicieron de esa mansión, una aventura palaciega sin igual.
Pero en mucho menos tiempo, Teresa Mascaró viuda del Teniente General Máximo Santos, vilipendió a la marchanta, sin pena y ni un poquito de gloria, todas las pertenencias acumuladas.
El anuncio decía: GRANDIOSO REMATE de todos los MUEBLES, MUSEO Y OBRAS DE ARTE que adornan el palacio del extinto CAPITAN GENERAL DON MAXIMO SANTOS.
Domingo 18, lunes 19, martes 20, miércoles 21, jueves 22 y viernes 23 de Agosto 1895. De día a las 12 ½ p.m. y de noche a las 8 de la noche (sic).
Bastaron seis días de febril actividad martillera, para enajenar setenta y cinco obras de arte, mármoles y bronces, noventa y cinco platinas, noventa y dos varios de aposentos y salitas, dormitorios de niños y budoir, de salones de fumar, de los corredores y finalmente del museo, que corono la actividad bursátil.
En total cuatrocientas veintiuna piezas reunidas por el matrimonio Santos Mascaro, en sudorosos cruces del Atlántico.
Agradecer la información a Álvaro Corbacho Jefe del Archivo Histórico – Diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores.
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