LO QUE VA DE AYER A HOY
Ya que estamos tan cerca de que las playas se conviertan en el paseo
preferido de los montevideanos, veamos como fueron los primeros días de
Pocitos.
La historia
de Pocitos comienza en 1886 cuando Juan Pedro Ramírez proyectó la fundación del pueblo “Nuestra
Señora de los Pocitos” .
Luego
grandes urbanizadores como Francisco Piria y Florencio Escardó crearon
diferentes barrios al ampliar el proyecto inicial al norte y al oeste.
Cuenta el
Dr. Nigro que la costa de Pocitos era mucho mas ancha que ahora, tanto que el Hotel de los Pocitos estaba
edificado sobre la arena y tenia una terraza que al prolongarse
cien metros sobre el agua,
dividía la costa en dos.
Durante
todos esos años, las arenas, el sol y la costa, no tenían la valoración de hoy.
Las mujeres
adoraban ser blancas y muy pocas se animaban a quemarse, ya que el tostado mas
tarde tan atractivo, implicaba pertenecer a las clases sociales mas bajas, solo
se quemaban los que, por necesidad, debían exponerse al sol.
Ir a la
playa era apenas cambiar un vestido, con media manga, pantalón largo y como
única licencia un pequeño escote que
completaba una gorra protectora y un sin sentido cinturón,
Pero a
partir de los años veinte la mujer empieza a liberarse de algunas costumbres y
elementos tortuosos como el corsé, las enaguas superpuestas, la estrechez del
talle y otros pudorosos tapamientos.
Aparecieron
las rodillas al acortase el pantalón, los brazos con las mangas cortas,
inventaron el pollerín y las mas refinadas completaban el atuendo, con guantes protectores y presumidos.
Para los
hombres el atuendo playero era casi un traje de calle, se tapaban desde el cuello, incluidos brazos
y piernas, completaba el equipo playero ciudadano, el infaltable sombrero de
paja o panamá, que nunca fue de Panamá.
Pero el
correr de los años modifica los hábitos y también le llega la hora a la ropa
playera, indicativo de cambios en las costumbres y el pensamiento.
Hoy dos
minúsculos trozos de tela estratégicamente colocados, dibujan un triangulo
tegumentario en claro handicap textil, frente al evolucionado 2010.
Así
descubrimos que casi estamos como cuando llegamos al mundo, un mínimo
taparrabos, hilo dental, que quizás inspirado en la memoria de nuestros antepasados,
ha logrado superarlos.
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