miércoles, 28 de enero de 2015

UNA FORTUNA ENTERRADA AL PIE DE UN MOLINO

• Una fortuna enterrada al pie de los molino 500 molinos de viento serán sembrados en Uruguay en los próximos años. Para el 2015 el 30% de la energía que se consuma en el país vendrá del viento. La historia de estos artefactos, que cambiarán la matriz energética nacional, se origina en las primeras décadas de 1800. Los primeros molinos fueron construidos por un empresario que debió enterrar su fortuna en monedas de oro al pie de un molino, para ya nunca volver a encontrarla. En otros tiempos los molinos de viento en Montevideo eran grandes construcciones circulares de ladrillo, de brazos cortos y cruzados, unidos por un eje. Con ese mecanismo más la complicidad del viento, realizaban una serie de tareas misteriosas que los ladrillos logran ocultar, como moler, estrujar, machacar, bombear agua y también como ahora, generar electricidad. Los primeros molinos de Montevideo los construyó Juan Caviglia, un genovés que llegó al Uruguay en el año 1839, escapando de su familia y del servicio militar. Caviglia construyó el molino de Santa Gema e hizo una gran fortuna, pero apremiado por la voracidad del dictador Lorenzo Latorre, enterró dos baúles llenos de monedas de oro por los alrededores del molino que él mismo había construido. Después, aunque se practicaron más de cien pozos, los baúles nunca aparecieron. Hoy existen en la capital algunos esqueletos de molinos, conos truncos de ladrillo como el que se encuentra en la parroquia Santa Gema en Montevideo en el cruce de las calles Belloni y Roma, en el barrio Flor de Maroñas. También conocida como Casa de Nazaret, esta parroquia tiene una enredadera que oculta la historia de Juan Caviglia, Al costado de Cuchilla Grande Juan Caviglia compró mil cuadras de campo, plantó trigo y se vinculó con los hombres más poderosos de la época y convertido en empresario solvente, le dio enorme prosperidad a la Curva de Maroñas. Cuando se enteró de las intenciones de Lorenzo Latorre de allanar su casa en busca de sus bienes y decidido a no perder su fortuna, enterró dos baúles llenos de monedas de oro, cerca del molino que él mismo había construido. Logró salvar su riqueza, pero después, aunque se practicaron más de cien pozos buscando los baúles, más otros tesoros enterrados, nunca apareció nada. . Pueden estar debajo de alguna casa, o del empedrado en medio de la calle, quizá alguien los encontró, o Juan Caviglia no contó toda la verdad, ¿cómo saberlo? Por ahora, el tesoro como los molinos, forman parte del anecdotario de Montevideo. La Parroquia Santa Gema ubicada en Roma y Belloni en el barrio Flor de Maroñas a pesar de que siempre está cerrada, basta un timbrazo en la casa parroquial para ser bien recibido. En la parroquia se efectúan bautismos y algunos casamientos, dos o tres por año y misas sábados y domingos. Varias son las instalaciones que rodean la parroquia, todas apuntan a la formación, educación y recreación, retiros espirituales, contención para jóvenes, alcohólicos, drogadictos, cursos incluyendo un coro que dirige la Sra. Beatriz, compuesto por un hombre y muchas señoras. A pesar de que el diseño de estas máquinas varía con las diferentes regiones, geográficas, el principio es el mismo para todos, un simple cruzamiento de brazos reunidos por un eje, transformaban el viento en energía aprovechable. Ya los persas en el siglo VII D.C. con el mismo mecanismo pero a mano, resolvían el riego y la molienda. Después su uso se difundió por los países árabes, luego llegaron a Europa, alrededor de los siglos XI y XII. En España hace muchos años Don Quijote se encargó de convertirlos en gigantes. En Holanda en el siglo XIX ya se habían construido más de nueve mil e Inglaterra por no quedarse atrás en la misma época, contando con sus vientos marinos a fines del mismo siglo, ya tenía alrededor de diez mil. Bibliografía: Diario “El País” Suplemento “Los barrios de mi ciudad” del 19 de agosto de 1964. Datos proporcionados por el Padre Federico Soneira perteneciente a la Comunidad Misionera de los Pasionistas de la Parroquia Santa Gema o Casa de Nazaret.

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