HISTORIA
DE UNA CASA EMBRUJADA
El
barrio Flor de Maroñas está ubicado después de la curva también llamada Maroñas,
camino a Pando.
Es un lindo barrio, allí viven familias de clase media en sus casitas blancas, prolijas, floridas y las
calles son anchas y muy arboladas.
En
otros tiempos habían muchas fábricas por ahí, era una zona prospera.
En Montevideo en la esquina que forman las calles Cerial
y Marcos Salcedo hay un gran caserón llamado “Villa Justina”, para la gente más
conocido como “la casa del águila”.
La casona es de piedra, nació antes que el barrio,
que lentamente se construyo a su alrededor.
Es
una vivienda grande, sólida, bien hecha, rodeada por un parque con algunas
palmeras y algún árbol, se ve un poco más
adelante hay casilla policial vacía y un
enorme portón adosado a dos pilastras de
gran tamaño, admite las visitas.
Según se mire tiene dos o tres pisos, unos escalones
también de piedra llevan a la puerta de calle, tiene varias ventanas largas y
angostas, con postigos de madera y un sótano tapiado entre rejas y chapas,
Allá en lo alto, bien en el borde de la cornisa, la
figura de un águila con las alas desplegadas y en actitud de ataque, corona la
amenazante casona.
Todo
es de gran tamaño y también de alto costo, parece una fortaleza.
Los vecinos dicen que allí pasan cosas raras, difíciles de contar, de creer y también de explicar.
“Tiene
algo” dicen refiriéndose al águila de la cornisa, “…no es un adorno, es una
escultura de piedra pero a veces cobra vida, está en actitud de ataque mira hacia
abajo, como al acecho, tiene el pico abierto y las alas desplegadas,...”
Cuentan
los vecinos que desde el año 1971 “están horrorizados y comentan que la casa
fue un cuartel, el dueño clausuró la
puerta del sótano con una chapa, porque
allí alguien vio armas, cadenas... mas vale no pensar.!!”
Dicen
que fue construida como cuartel de campo y sitio de interrogatorios, en los
tiempos del Teniente General Máximo Santos!!
Nada
menos!!! Dicen también que el edecán de Máximo Santos fue el Gral. Esteban Pollo,
un masón grado 33, aficionado a las
águilas..
De
todas maneras la historia del águila, de la casa y de los generales, viene de
muy lejos, de 1882 en adelante.
El
asunto es que en las noches de tormenta, el ave de rapiña cobra vida, mientras vuela
sin descanso alrededor de la vivienda, el vuelo se mezcla con gritos de animales y
aullidos de seres humanos.!!!!
La
comisaria de la zona no daba a basto a atender denuncias en las noches de tormenta
eléctrica, tanto que una noche el comisario se decidió a enviar dos agentes de
guardia, Miraballes y Galán para saber qué
pasaba.
Se
fueron en bicicleta, con una linternita cada uno, claro la comisaria no tenía muchos recursos, primero
patrullaron la zona apurados por la amenaza de la tormenta y después se
acercaron a la casa.
Entraron
al parque con las linternas encendidas, tratando
de alumbrar todos los rincones y a los gritos anunciando su presencia, pero
nadie respondió, solo relámpagos obtuvieron como respuesta.
¨¨Acá
no pasa nada, le dijo Galan a Miraballes, vámonos antes de que nos agarre el
aguacero¨¨, pero de pronto los interrumpió un ruido de algo que se
resquebrajaba, tan fuerte que ambos no pudieron dar un paso más….
Cuando
se recobraron y pudieron hablar, contaron que en la recorrida vieron, mientras
llovía a torrentes “como un bicho espantoso chillando amenazante se les venía
encima y se hacía añicos en el suelo.”
Pero
la sorpresa vino después, porque al día siguiente la policía comprobó que el águila de piedra intacta,
estaba exactamente como siempre en el mismo lugar.
A
Galan y Miraballes nadie les creyó, les costó unos días de calabozo y una gran reprimenda del comisario que
consideró que ambos estaban alcoholizados.
Es obvio que estos
agentes, a la casa del águila no entran nunca más.