domingo, 1 de febrero de 2015

ACORAZADO ALEMÁN "ADMIRAL GRAF SPEE"

En el verano de 1939 comenzaron a soplar vientos de guerra en Europa, el 3 de Septiembre Inglaterra declaró la guerra a Alemania que dominada por el régimen nazi, había invadido Polonia.

Y un acorazado alemán llamado Admiral Graff Spee se dirigía en misión secreta, protegido por las brumas, a la costa del Atlántico Sur capitaneado por el marino alemán: Langsdorff.

La misión secreta consistía en destruir el comercio marítimo británico, hundiendo todos los barcos de esa bandera pero con una condición: debía evitar entrar en combate con naves de guerra iguales o superiores en armas.

Los tripulantes eran mil doscientos cincuenta y cinco cuando comenzaron sus ejercicios de combate.
Los radares del acorazado detectaron naves británicas en las cercanías, ese fue el principio de una cacería en la que el Graff Spee persigue y al mismo tiempo es buscado por naves inglesas.

Los alemanes lograron destruir nueve naves británicas en medio del Atlántico, mientras también consiguieron escapar de la persecución británica durante ciento veinte días.

El capitán del Graff Spee, Langsdorff era un hombre respetuoso de las Convenciones Internacionales sobre la guerra en el océano, un verdadero Caballero del Mar, respetó siempre la vida de los tripulantes británicos, primero los recogía en el Graff Spee y después abría fuego a las naves.

Mientras en tierra, Alemania seguía invadiendo todos los países que podía.
A esa altura de los hechos después de tres meses de combate, el Graff Spee necesitaba volver a su puerto madre para ser reparado, pero recibió la orden de navegar hacia el Río de la Plata, para interceptar la salida de Montevideo de cuatro naves británicas.

Y el 13 de diciembre de madrugada se encontraron, con rumbos contrarios tres de los cuatro cruceros ingleses, el Exeter, el Aquilles, el Ajax, y el Cumberland con el Graff Spee.

El combate con uno de ellos apenas duró una hora, el Éxeter abandonó la zona incendiado y arrojó al mar más de setenta muertos.
Pero el Graff Spee también tuvo treinta y seis heridos graves, por lo que el capitán Langsdorff decidió dejar los
muertos en un cementerio y los heridos en hospitales montevideanos.

En Montevideo, la presencia del Graff Spee produjo una gran conmoción, todo el mundo quería visitar el barco.

El 15 de diciembre, más de cuarenta mil uruguayos acompañaron los restos mortales de los jóvenes muertos a bordo hasta el cementerio Norte, donde todavía permanecen.

Y mientras los heridos eran atendidos, el capitán Langsdorff solicitaba tiempo al gobierno alemán para hacer las reparaciones en la nave que le permitiera volver a Alemania.

Pero como el gobierno alemán no le dio autorización, el capitán decidió sacar la tripulación y destruir el barco, para evitar que cayera en manos enemigas.

Mientras los marinos iban hacia la Argentina, una serie de explosiones conmocionaron a Montevideo, hasta que envuelto en llamas el acorazado Admiral Graff Spee, lentamente fue desapareciendo de las aguas en el puerto de Montevideo, en la Navidad del año 1939.

Y el Capitan Langsdorff cumplió con la tradición de los viejos marinos: ya que no había muerto a bordo, se suicidó envuelto en la bandera de su barco y dejó para sus superiores, una significativa frase:

“Para un capitán que tenga sentido del honor, su destino no puede ser diferente al de su nave.” Al Capitán del acorazado Admiral Graff Spee, hasta sus adversarios le rindieron homenaje.

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