domingo, 1 de febrero de 2015

LA DESCUBRIÓ LA PORCELANA

LA PORCELANA y MARIA ANTONIETA DE FRANCIA

Como muchas otras creaciones del hombre, la porcelana ha sido siempre considerada un artículo refinado y lujoso, por la belleza de su decoración, su dureza, y maleabilidad, tanto que desde tiempos remotos ha estado presente en mesas de reyes y príncipes. Los chinos la inventaron dos siglos antes de la era cristiana, sus primeros ensayos vinieron de las minas de Kaoling, denominación que le dio nombre a la materia prima con la que se fabrica. Tal como la conocemos hoy alcanzó su máximo esplendor en el siglo XIII de nuestra era, durante la dinastía Sung.

Su nombre es sinónimo de “cau-co” una caparazón marina muy blanda, que en algunos lugares de Oriente se utilizó como moneda. Su fórmula fue un secreto muy bien guardado. En el Renacimiento, durante el mecenazgo de los Medicis, se intentó imitarla pero sólo se logró una pasta parecida pero blanda y a pesar de que en Inglaterra se obtuvo una buena calidad de este material, era sólo falsa porcelana.

Marco Polo, a su regreso de China, comentó la belleza de la cerámica que había visto allí y cómo extraían la “porcelana “del mar, pero desconocía su fórmula, pensó que tal vez esas piezas estaban producidas con la caparazón nacarada de un molusco. Durante varios siglos en Europa no lograban un producto comparable a la porcelana china, y fue recién en el siglo XVIII (alrededor del año 1709), que el alquimista alemán Fritz Boetticher encontró accidentalmente un yacimiento de caolín en las canteras de Sajonia y logró además una fórmula muy parecida a la china. La pasta la obtuvo después de una complicada elaboración con arcilla blanca, caolín, feldespato, cuarzo, pero el verdadero secreto no estaba ahí, también tenian que descubrir la cocción. Después de muchos ensayos, el alemán alquimista descubrió que debía someter la pasta a temperaturas inusuales, de 1,300 a 1.400 grados durante doce horas seguidas. Tan exitoso fue el experimento que Boettiche fundó una fábrica en Meissen, Alemania, una de las mas célebres de Europa y la rodeó del mas absoluto misterio, solo los empleados conocían la fórmula y el método de cocción.

También en Alemania, en la zona de Bavaria se produjo una porcelana de excelente calidad, en la que se combinaba el trabajo esmerado con la perfección de la materia prima que utilizaban. Hasta hoy y a pesar de la evolución de la técnica, es la calidad de los componentes fundamentales lo que determina la excelencia del producto. Francia entretanto, durante el reinado de Luis XIV en la ciudad de Sevres, también empezó a producir porcelana dura, mas tarde se descubrió un yacimiento de caolín en Limoges y así la elaboración cobró un impulso asombroso, cada vez mas palacios y grandes casas se ornamentaban con porcelanas europeas. Un último paso en la fabricación en pasta dura es la decoración, que se realiza por medio de un proceso de fileteado manual. Especialmente célebre es la de Sevres por el uso del azul turquesa y se debe al talento de quien fuera director artístico de la fábrica: Jean Claude Duplessis.

Cada una de las piezas salidas de Sevres ostenta la fecha de fabricación y de decoración, así como el nombre del artesano que la adornó. Era tan hermosa y querida que Maria Antonieta, durante la Revolución Francesa, fascinada con la belleza de de su juego de te de Sevres no lo pudo abandonar cuando intentó huir a Bélgica con su familia, el 20 de junio de 1792. Vestida como una mujer del pueblo, la denunció su necessaire de viaje de porcelana con sus iniciales, que finalmente la llevó al patíbulo.

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