jueves, 25 de diciembre de 2008

EL NIÑO ARGENTINO


El Niño Argentino trata sobre un viaje a París en barco en cuya cuarta bodega viaja una vaca con su cuidador para alimentar a una familia, que está hospedada en primera clase, representantes de la oligarquía ganadera de las primeras décadas del siglo XX. Todo transcurre en esa bodega. Y lo que sucede es la perfecta construcción de un universo, la creación de un mundo poético/metafórico relacionado a la historia de nuestro país y al devenir circular de las sucesivas traiciones que lo han condenado. En El Niño Argentino se construye, por capricho y a beneficio del niño, una “Pampa a plazo fijo”, “la que quiso ser y no fue”, donde “el vaso siempre desborda” y, en el mejor de los casos, algo cae para el lado del pueblo. Esta es una obra escrita y dirigida por Mauricio Kartun. Que el gran maestro dramaturgo escriba una obra extraordinaria no es una sorpresa, si bien siempre es un gusto, lo que es extraordinario es que se desafíe a sí mismo y se proponga escribir una obra en estilo gauchesco, en verso y abordando un tema absolutamente trágico y con ello construir una comedia bellísima, sumamente irónica e inteligente. Épica y ya mítica. Y lo que es también importante destacar es el crecimiento de Mauricio Kartun como director, teniendo como referencia La Madonnita, notándose en esta obra un salto cualitativo en este rol. El Niño Argentino es una obra insoslayable, imperdible, bella, divertida y adorable.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

RESTORANT EN EL CEMENTERIO

Si un occidental desea desayunar con cierta originalidad, quizás no se le ocurra presentarse en un cementerio, a pesar de que el necroturismo ya se practica.
Seguramente los turistas de necrópolis por ahora no se atrevan a comerse un buen croissant, sentado en un panteón.
Porque la mayoría de las culturas consideran que la comida y los muertos son incompatibles, sin embargo, en la cultura hindú es de lo más normal.
En el particular restaurante New Lucky de Ahmadabad, en el estado de Gujarat, en la India, los comensales desayunan entre las tumbas y nadie se espanta por ello. Por el contrario, creen que trae buena suerte.
El local comenzó a funcionar en la década de los ’50 cuando K.H. Mohamed abrió un puesto de venta de té frente a un cementerio musulmán de varios siglos de antigüedad. El negocio marchó bien y el local ha ido creciendo quedando entre las tumbas de cemento verde.

jueves, 18 de diciembre de 2008

PLAZA VIRGILIO


La plaza es un pequeño parque mirador, situado sobre un promontorio rocoso por encima del Río de la Plata, con una vista panorámica como no tiene plaza alguna en Montevideo.
Su ubicación es estratégica entre Punta Gorda, la playa de los Ingleses y playa Verde, donde desembarcaron los británicos hace muchos años, en tren de conquista.

La limitan calles con nombres de mar: mar Ártico y Antártico y allá abajo la rambla, con el mar-río, espacio abierto al cielo, al derroche de luz, a la languidez del atardecer, o a la furia de la sudestada.
Se llamaba “plaza Virgilio”, en recuerdo del poeta latino, (nombre de poeta) autor de la Eneida.
Desde el año 1960, un monumento de Eduardo Diaz Yepes le cambió el nombre en homenaje a todos aquellos que encontraron la muerte en el mar.
En medio de una espesa y armónica vegetación, el conjunto escultórico de bronce levantado sobre un estanque y rodeado de verde, preside la pendiente que se desenvuelve hasta la rambla.
El escultor, que era yerno de Torres García, con un par de figuras circulares, una con rayos y estrellas, sobre otra mucho más grande, representa simbólicamente la muerte desgarradora de un marino, aferrado desesperadamente al navío.
Y aquí aparece Virgilio el poeta, nacido en los albores del cristianismo, que narró la historia de Palinuro, el mejor marino de la flota de Eneas.
Y como una noche, mientras todos descansaban tranquilos, Palinuro vigilante timoneaba el barco en medio del mar, cuando cayó vencido por el sueño irreprimible, ingobernable que le envió la diosa Venus.
En vano luchó denodadamente, para no dormirse, ya había un destino trazado para él, el barco hizo una maniobra tan brusca como inesperada y Palinuro no pudo evitar caer al mar.
Él, el mejor de todos los marinos, el siempre vigilante, murió inútilmente aferrado ese timón, que se puede descubrir en el monumento.
Es sorprendente la armonía que gobierna las cosas.
Cuando recorro esta plaza, disfrutando del río ancho como mar, observo la ciudad desde esta altura recuerdo que aquí se conmemora la memoria de dos grandes: Virgilio, gloria de la literatura universal y el mítico Palinuro, venido de la tradición griega.
Y es sin duda en este parque, casi sobre el agua, la más acertada ubicación para el monumento que recuerda, a todos aquellos muertos en el mar.

lunes, 8 de diciembre de 2008

EL NIÑO ARGENTINO

El Niño Argentino es una obra escrita por Mauricio Kartunen la que el autor revela un profundo conocimiento de la sociedad argentina.

trata sobre un viaje a París en barco en cuya cuarta bodega viaja una vaca con su cuidador para alimentar a una familia, que está hospedada en primera clase, representantes de la oligarquía ganadera de las primeras décadas del siglo XX. Todo transcurre en esa bodega. Y lo que sucede es la perfecta construcción de un universo, la creación de un mundo poético/metafórico relacionado a la historia de nuestro país y al devenir circular de las sucesivas traiciones que lo han condenado. En El Niño Argentino se construye, por capricho y a beneficio del niño, una “Pampa a plazo fijo”, “la que quiso ser y no fue”, donde “el vaso siempre desborda” y, en el mejor de los casos, algo cae para el lado del pueblo. Esta es una obra escrita y dirigida por Mauricio Kartun. Que el gran maestro dramaturgo escriba una obra extraordinaria no es una sorpresa, si bien siempre es un gusto, lo que es extraordinario es que se desafíe a sí mismo y se proponga escribir una obra en estilo gauchesco, en verso y abordando un tema absolutamente trágico y con ello construir una comedia bellísima, sumamente irónica e inteligente. Épica y ya mítica. Y lo que es también importante destacar es el crecimiento de Mauricio Kartun como director, teniendo como referencia La Madonnita, notándose en esta obra un salto cualitativo en este rol. El Niño Argentino es una obra insoslayable, imperdible, bella, divertida y adorable. Admirados artistas ¡Salud! ACTORES
El Niño Argentino trata sobre un viaje a París



en barco en cuya cuarta bodega viaja una vaca con su cuidador para alimentar a una familia, que está hospedada en primera clase, representantes de la oligarquía ganadera de las primeras décadas del siglo XX. Todo transcurre en esa bodega. Y lo que sucede es la perfecta construcción de un universo, la creación de un mundo poético/metafórico relacionado a la historia de nuestro país y al devenir circular de las sucesivas traiciones que lo han condenado. En El Niño Argentino se construye, por capricho y a beneficio del niño, una “Pampa a plazo fijo”, “la que quiso ser y no fue”, donde “el vaso siempre desborda” y, en el mejor de los casos, algo cae para el lado del pueblo. Esta es una obra escrita y dirigida por Mauricio Kartun. Que el gran maestro dramaturgo escriba una obra extraordinaria no es una sorpresa, si bien siempre es un gusto, lo que es extraordinario es que se desafíe a sí mismo y se proponga escribir una obra en estilo gauchesco, en verso y abordando un tema absolutamente trágico y con ello construir una comedia bellísima, sumamente irónica e inteligente. Épica y ya mítica. Y lo que es también importante destacar es el crecimiento de Mauricio Kartun como director, teniendo como referencia La Madonnita, notándose en esta obra un salto cualitativo en este rol. El Niño Argentino es una obra insoslayable, imperdible, bella, divertida y adorable. Admirados artistas ¡Salud! ACTORES

sábado, 6 de diciembre de 2008

CAPILLA BALEADA


Una bala de cañón calibre veinticuatro está clavada en el frente de un edificio montevideano, desde hace mas de ciento noventa años.
Algunos lo atribuyen al bombardeo inglés de 1807, Isidoro de María dice que fue durante el sitio de Montevideo de 1813.
El proyectil se convirtió en reliquia histórica, por su ubicación, los hechos y el tiempo, que siempre hace de las suyas.
Se puede ver en una de las columnas del frente de la Capilla del Hospital Maciel, que fue restaurada después del cañonazo.
Es una de los edificios mas antiguos de Montevideo; el día que se inauguró estuvo presente José G. Artigas, también allí fue ensayado por primera vez el himno nacional, cantado por un coro de niños de la zona.
Como si todo esto fuera poco, otra larga historia tiene las pilas de agua bendita, vinieron de las islas Mauricio en el Océano Pacífico.
Son dos enormes y auténticas caparazones marinas, traídas por un corsario español que gentilmente, cosas de corsario, las obsequió a la capilla.

lunes, 24 de noviembre de 2008

EL OMBÚ DEL FRATRICIDIO

En el verano de 1856 varios amigos salieron de Montevideo a caballo a dar un paseo por la campaña.
Cansados de galopar, vieron a lo lejos un viejo ombú, guía de nuestros paisanos y pensaron en descansar bajo su sombra.
Se tendieron boca arriba sobre los ponchos y contemplaron sin querer las soberbias ramas de ese gigante solitario de nuestras cuchillas, cuando en su tronco les llamó la atención una cruz toscamente tallada en él.
Se perdieron en conjeturas, vagaron entre todos de una opinión a otra, cuando vieron venir hacia ellos, una mujer anciana, de caminar cansado...
Al llegar los saludó con la amabilidad que caracteriza a los habitantes del campo.
Ustedes son de Montevideo, preguntó después de haberse sentado en una de las raíces sobresalientes del ombú.
-Sí, le respondió uno de ellos y usted es de por acá?
-Hace treinta y dos años que vivo cerca.
-Entonces quizá sepa que significa esta cruz grabada en el ombú.
-Esa cruz, contestó la anciana fue grabada por mis manos y desde ese momento no he dejado de venir ni un día a este sitio…
Durante muchos años fui una mujer muy feliz, toda mi vida estaba dedicada a cuidar a mi familia.
Teníamos un pequeño campo y algunos animales y mi esposo y yo, no pensábamos en otra cosa que no fuera nuestros dos hijos y su futuro.
Ellos nos ayudaban, eran muy compañeros y todo iba muy bien hasta que llegó la guerra del 1843.
El mayor de mis hijos tenía diecinueve años, el menor diecisiete.
En esa guerra, nacida del odio de los partidos blanco y colorado, dividieron las familias, alimentaron odios y ensangrentaron la república, contaba la anciana.
Y el destino quiso que de esos dos hijos, cada uno tomara una opción política: el mayor entró de soldado en la caballería del partido blanco y el menor en el partido colorado
Una mañana temprano, siguió contando la anciana, se escucharon tiros y gritos de pelea por estas inmediaciones.
El ruido se fue acercando, hasta que oímos claramente mi marido y yo, las amenazas de muerte de ambos bandos.
Eran dos ejércitos enemigos que se habían encontrado y que se batían encarnizadamente.
De repente, se separaron del grupo dos jinetes que, alrededor de este ombú, comenzaron a buscarse, a arremeterse, a correr en diferentes direcciones, buscando herirse del modo más certero.
De pronto el que huía dio vuelta de improviso su caballo, arremetió al contrario con su lanza que lo esperaba con su lanza en alto, chocaron uno contra otro y ambos cayeron ensangrentados.
Se habían asesinado uno al otro.
La anciana no pudo continuar, cayó de rodillas e inclinó su frente, hasta tocar la cruz grabada en el tronco del ombú.
Esta historia fue recogida por Ramón de Santiago y publicada en el año 1858 en el diario La Nación de Montevideo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

HOTEL NACIONAL CASA DE ESTUDIOS

Esta ubicado en el extremo sur de la península, frente a la bahía, entre las calles Piedras, Cerrito, Ing. Monteverde y Lindolfo Cuestas.
Allí aparece una vieja estructura, pensada para hotel por Emilio Reus en 1889 por medio de la
Cia. Nal. de Créditos y Obras Públicas
Pero nunca fue el hotel proyectado especialmente para dar alojamiento a los turistas argentinos, que en esa época ya eran muchos.
Tenia dos mil cuatrocientos metros cuadrados edificados, fue Facultad de Humanidades y Ciencias, pero desde hace años está abandonado, ocupado por una familia que ha protegido el edificio.
Marcó una época en la historia financiera y social de Montevideo, construido y proyectado por los arquitectos Parcus y Siegerist.
Era habitual por esos años, darle a los edificios un aire de suntuosidad que parecía ser sinónimo de buen augurio.
Por eso tenía grandes salones, techos cubiertos de cielorrasos de yeso dorado, columnas estucadas que se complementaban con gran cortinados de pana roja y lambrís de roble, que cubrian las paredes.
Cinco plantas de habitaciones estaban distribuidas sobre dos grandes patios interiores, una gran escalera de mármol dividía las plantas, en cuyo comienzo estaban la recepción y conserjería.
Los techos, terminados en buhardillas le daban un aspecto exótico y original, pero esas buhardillas, también llamadas “mansardas” típicas de la época, se destruyeron, en su lugar se construyeron los techos de azotea, que tiene aún.
El proyecto de Emilio Reus incluía además un edificio anexo para baños, una especie de grandes termas romanas, rodeadas de mármoles.
Pero la quiebra de Reus en el año 1890, no le permitió realizar todos sus planes y el edificio fue clausurado.
Después pasó a manos del estado, sin haber sido nunca utilizado como hotel, ni haber recibido ni un solo pasajero.
Desde noviembre de 2007 lo adquirió una compañía griega naviera y están esperando la entrega del edificio, para restaurarlo y convertirlo en oficinas.
Y Emilio Reus, que estuvo solo tres años en Montevideo y soñó con tantas grandezas murió con 32 años, pobre y olvidado en una cama del Hospital de Caridad, sin dinero ni para pagar su propia sepultura. Unos años antes, había sido el hombre más rico de Montevideo.

martes, 21 de octubre de 2008

BARBEROS Y BARBERÍAS A LA NUEZ

En Montevideo durante muchos se llamaron Barberías, luego la inmigración francesa les cambió el nombre, por el de Peluquerías o Salones.
El salón era una habitación a la calle, muy austera, sin letrero, de paredes blanqueadas, adornadas con afiches de toreros o de corridas de toros de “las Españas”, como decían antes.“ El piso de baldosas, permanentemente transitado por una fila de incansables hormiguitas que obligaban al peluquero a vivir con la escoba en la mano. Y ya en la misma pasada el peluquero recogía los restos de cabello recortado.
El mobiliario era muy modesto, un par de bancos, alguna silla y la guitarra que era la voz cantante del barbero.
Una cosa infaltable era el brasero y la caldera humeante, que tenía dos destinos: el mate que compartían el peluquero con los clientes y el agua para afeitar.
El sillón del barbero era muy sencillo, enfrentado a un espejo, que en general estaba bastante picoteado, reflejaba una imagen dudosa y la utilería consistía en: tijeras, cepillos y peines.La brocha no existía, aún no se había inventado, se enjabonaba a mano y una palangana colocada debajo del mentón del cliente, enjugaba el agua.
Pero el afeitado de ese tiempo debía colaborar con el barbero, no solo por sostener la palangana, además debía introducirse una nuez en la boca y a medida que el barbero realizaba su trabajo, navaja en mano, el cliente paseaba la nuez de cachete en cachete, para mantener su piel estirada. Esa nuez indestructible, era siempre la misma.
Cuenta Romulo Rossi en su publicación: “Crónicas Sabrosas del Viejo Montevideo” que los barberos eran además de guitarreros y cantores, en sus locales organizaban serenatas, sacaban muelas, aplicaban ventosas y sangrías, para lo que contaban con una provisión adecuada de sanguijuelas.
Por la Plaza Independencia, acostumbraba a instalarse un coche muy adornado, con un importante séquito de ayudantes de un prestigioso sacamuelas francés, llamado Enolt.
Era buen mozo, seductor y convincente y en su pintoresco castellano publicitaba un medicamento llamado Malaquita, juraba que era un bálsamo mágico para aliviar el dolor de muelas, aún el dolor de la extracción.
El asunto era que Elnot instalaba su carromato en la Plaza Independencia, con un quinteto de músicos de estrepitosa ejecución.
Cuando llegaba un paciente, generalmente con la cara hinchada y muerto de dolor lo sentaban en el sillón, Elnot se colocaba bien de frente y le aprisionaba las rodillas entre las suyas, le hacía algo así como una llave, lo inmovilizaba y le mantenía la boca abierta.
Contaba con la ayuda de alguno de sus dependientes para extraer de entre sus ropas, una pinza y así comenzaba la operación de reiterados tirones, hasta que arrancaba la pieza “sin dolorg”, operación acompañada de música cada vez más estridente y la aparicion de la muela en ristre, venia generalmente seguida de un trozo de maxilar.
Y como es de imaginar el auditorio que acompañaba todo este espectáculo de tortura, no escuchaba los gritos de dolor, ni veía las contorciones inútiles y desesperadas que paciente, por escapar de tamaño tormento.
Y mientras Enolt se dirigía a la concurrencia diciendo: “son los nergvios, los pícaros nergvios de este hombre, porque todo esto está garantido: es sin dolorg”

" LA ESCOLLERA", un boliche con señora

Cuenta Doña Nieves, hace mas de cuarenta años, abría el bar “La Escollera” a las 6 de la mañana, la cola para comprar carnada, daba vuelta la esquina y seguía, por lo menos una cuadra y media.
En esa época, el pesquero de la escollera Sarandí era el mejor de Montevideo, también Don Manuel vivía, la pesca era otra cosa y los pescadores eran muchos más.
El bar, ubicado al final de la calle Sarandí, esquina Juan Lindolfo Cuestas, nació en el año 1890, con ineludible aire de arrabal portuario.
Doña Nieves y Don Manuel, llegaron de la Coruña, hace muchos años, empujados por la miseria, y aquí, decididos a sobrevivir, se hicieron cargo del bar, que además vendía artículos de pesca.
Un día, del año 1974, alguien llegó del Brasil, con un paquete de camarones.
Don Manuel se lo compró por ayudarlo, pero desconfiado, se lo regaló a un pescador amigo, que en la escollera Sarandí, allí nomás y al ratito, comenzó a pescar corvina tras corvina, ante el estupor de todo el bar.
Ese fue el primer paquete de camarones que se usó como carnada, en el Uruguay, que pasó por el mostrador del bar “La Escollera.”
Y Doña Nieves, decidida, oportuna, se puso por su cuenta, a vender carnada.
Se iban al este con Don Manuel y cuando volvían, en el camión, apenas cabían las bolsas llenas de diferentes carnadas, que los pescadores esperaban desde tempranito, haciendo cola.
Pero Don Manuel murió, ya haceaños, no obstante el bar sigue abriendo a las seis de la mañana, solo que ahora, Dona Nieves está más sola.
Sin embargo, no solo cumple el mismo horario, además mantiene el mejor surtido de artículos de pesca y también carnadas.
Y a pesar de que nunca empuñó una caña, ni extendió una red, sabe todo sobre pesca y también sobre tempestades.
Cuenta que ya no hay tantos pescadores y parece que tampoco, hay tantos peces como antes....
¿Será que también entre los peces y los pescadores, todo tiempo pasado fue mejor?

sábado, 18 de octubre de 2008

PROGRAMA DE FORTALECIMIENTO DE LAS ARTES, ARTESANIAS Y OFICIOS EN URUGUAY

Ubicado en pleno casco histórico de la Ciudad Vieja, el edifico original, Monumento Histórico, fue proyectado por el Arq. Thomas Havers en 1867 como sede del Telégrafo y Correos del Estado. Ahora el inmueble aloja al Centro Educativo del Programa de Fortalecimiento de las Artes Artesanías y Oficios PAOF.

El PAOF es un programa de cooperación entre la Unión Europea y el Uruguay, bajo la modalidad de “donación no reembolsable”.Los europeos aportaron al Uruguay mas de diez millones de euros y el Estado uruguayo casi cuatro millones más.

El edificio se adaptó a la nueva función, se restauró la fachada sobre la calle Sarandí, la carpintería en exteriores e interiores, la herrería, la escalera de mármol de Carrara, las dos claraboyas y también los pavimentos.

Las oportunidades de capacitación y formación gratuita son para jóvenes entre 17 y 29 años de edad. Tendrán prioridad los de escasos recursos, de contexto desfavorable y que estén fuera del sistema educativo. Los egresados podrán trabajar profesionalmente como artesanos, en microempresas o emplearse en comercios de producción de artesanías.

Los oficios que se enseñarán son varios: joyería, cuero, cerámica, madera, piedra y textiles, en seis talleres que funcionarán con un máximo de quince alumnos cada uno.

Con atención personalizada y equipamiento de primer nivel, los cursos se extenderán durante nueve meses, con una carga horaria de nueve horas diarias. Como parte de los servicios a brindar, se incluye en forma gratuita boletos, desayuno y almuerzo. En contrapartida se exigirá buena escolaridad y se proponen no admitir fracasos.

Hay un antecedente muy interesante: en el departamento de Artigas desde el año 2005 funciona el primer Centro Educativo del Programa de Fortalecimiento de las Artes Artesanías y Oficios PAOF, el 50% de los egresados ya están trabajando y lo producido se vende en la tienda que esta establecida aquí en Montevideo, en la entrada del edificio.

Había 204 solicitudes para 90 plazas, en espera de que algunos organismos nacionales como UTE, ANTEL, ANEP, concretaran sus compromisos y se iniciaran las clases.

Finalmente el 26 de agosto comenzaron a funcionar las clases con tres talleres, los otros tres esperan aprobaciones burocráticas, los profesores están designados.

domingo, 12 de octubre de 2008

PEDRO GRONARDO HOMBRE MÚLTIPLE

Era un español que había adoptado la identidad rioplatense y trabajaba como práctico del puerto de Buenos Aires, antigua e imprescindible función si nos referimos al Río de la Plata, que el Capitán Pedro Gronardo, ejercía con solvencia.
Eludía el lodo, sorteaba los bancos de arena, controlaba los vientos, las rocas movedizas y las aguas mutantes; cruzaba dos por tres el estuario y se enteraba de todo de aquí y de allá.
Así fue como un día vio un grupo de soldados portugueses queriendo asentar sus reales en esta esquina del continente, anécdota por todos conocida, que inicia el proceso fundacional de Montevideo.
Entusiasmado Gronardo se mudó para este lado, se asoció con Jerónimo Eustaque, un francés que era más conocido como Pistolete y entre los dos construyeron en la calle Treinta y Tres casi Piedras, un rancho de adobe y cuero, auténtico lujo para la época.
Fue la primera pulpería montevideana o almacén de ramos generales donde había de todo, desde botones, arreos, hasta aguas ardientes, dada su vinculación con navegantes transoceánicos, no era difícil obtener tanta y variada mercadería.
Tan lujosa resultó la casa que un día y al imperio de las carencias, la pulpería de Gronardo se convirtió en sede de nuestro primer cabildo, que el propio Zabala designó.
Gronardo, a quien se recuerda poco, protagonizó otro de nuestros primeros acontecimientos: murió a causa una explosión ejerciendo su tarea de práctico y se convirtió en uno de los primeros muertos de Montevideo.
En 1996 la pulpería de Gronardo encabeza una lista de venta minorista según Cambadu “pequeño mojón de servicios de puerto chico en el mar urbano….”

viernes, 10 de octubre de 2008

PLAZA VIRGILIO

LA PUERTA DEL PARAÍSO EN MONTEVIDEO

La puerta más antigua de Montevideo llegó de Italia a principios del siglo XX y esta ubicada en el Palacio Municipal, en la sala Aquiles Lanza.

Es obra de Lorenzo Ghiberti, escultor, orfebre, arquitecto y escritor del arte italiano del Quattrocento.
Es un calco de la puerta del lado Este del Baptisterio de Florencia, tan majestuosa que Miguel Ángel Bounarotti deslumbrado la llamo “Puerta del Paraíso”, nombre con el que se le conoce hasta ahora.
El gremio de comerciantes de Florencia encomendó ejecutar a Lorenzo Ghiberti, para el baptisterio la tercera puerta de dos hojas, Ghiberti culminó la obra en 1452.
La decoró con diez altorrelieves de bronce dorado, que representan escenas del Antiguo Testamento.
El contenido temático de los paneles comienza con Adán y Eva y el pecado original y la expulsión del paraíso, sigue con la historia de la primera familia humana, la muerte de Abel, la condena de Dios a Caín.
En el tercer panel aparece Noe y su familia, el diluvio, los animales, el arca y el arco iris como señal de alianza de Dios con Noe.
Así en cada panel se desarrolla la historia del Antiguo Testamento, incluyendo la vida de Abraham, de José, de Moisés, la toma de Jericó, la historia de David y del rey Salomón.
En el bastidor aparecen dentro de medallones circulares, veinticuatro pequeñas cabezas de profetas, sibilas y personajes bíblicos
Las puertas contienen también en los marcos laterales y en los listones verticales de separación, todo un repertorio de pequeñas esculturas de figuras bíblicas, motivos vegetales y algunos diminutos bustos de personajes entre los que se halla el propio autorretrato de Ghiberti.

Realmente tenía razón Miguel Ángel cuando dijo: “si existiera el paraíso, no seria necesario construirle una puerta en su entrada, bastaría con poner allí la que Ghiberti elaboró para el Baptisterio de Florencia mostrando al mundo los nuevos cánones estilísticos de la escultura renacentista.”



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jueves, 9 de octubre de 2008

EL CACHIVACHERO DEL CORDÓN

El cachivachero del Cordón fue un extraño personaje que vivió en Montevideo alrededor del año 1884, en la calle Tacuarembó, por donde hoy está la Iglesia.
Se llamaba Manuel Fernández Tablas, aunque pero era mucho más conocido como el cachivachero del Cordón, a pesar de que él soñaba con ser “marchand.”

Don Manuel se empeñaba en adquirir cosas, pero como no tenía dinero ni discernimiento, a pesar de sus aspiraciones, lo único que lograba era juntar cuanto trasto viejo e inservible se encontrara a su paso.
Así su casa se convirtió en un depósito de cosas raras, exóticas, adquiridas en los rincones más extravagantes e insospechados de Montevideo.
En un hacinamiento insoportable, la vocación de amontonar de don Manuel no dejaba libre ni su propia azotea, todo lo que lo rodeaba era caos, sin orden ni concierto.
En un remate había adquirido una inmensa bañera, no se sabe con que intenciones, pero para bañarse era muy dudoso, porque en pocos días la convirtió en depósito de ollas sin fondo, asientos sin silla, relojes sin agujas, chapas de consultorios de médicos muertos, mangos de cuchillo sin hoja, lentes sin cristales, dientes postizos, un sinfín de desperdicios que aumentaban diariamente.
No perdía una sola oportunidad de comprar.
De esta manera fue poniendo en marcha uno de los primeros cambalaches Montevideano.
Pero llegó un momento que su fervor consumista, su desatino comercial, empezó a crearle serios problemas.
No solo no se podía bañar, tampoco podía cocinar, ni dormir, porque no había lugar para la cocina y menos para la cama. La situación ya era grave.
Pero como no le faltaba creatividad, empezó a pensar como solucionar la falta de espacio.
El espacio era imprescindible, entonces descubrió, que colgando los objetos de los tirantes del techo, duplicaba la capacidad locativa de su casa.
Y así colgó todo lo que pudo, a pesar de la amenaza que se cernía constantemente sobre las cabezas de los pocos clientes que se aventuraban a entrar.
Pero además ese laberinto, jamás profanado por una escoba o un plumero, era la delicia de otros seres vivos, como ratones, ratas, arañas.
Poder acostarse era un problema, ni hablar dormir, porque cuando el sol caía, los ratones y demás especimenes se adueñaban del lugar, cada objeto les servía de cueva y así, no solo se reproducían en régimen intensivo, sino que se acostaban, los muy descarados, en la cama de Don Manuel.
Entonces la única solución era colgar la cama también con un mecanismo complicadísimo, que debía repetir todos los días y las noches, por medio de cuerdas y poleas, que tironeaba para acostarse y aflojaba para levantarse.
Finalmente es posible que la modalidad de Don Manuel fuera algo extravagante, sin embargo el cambalache del Cordón, fue muy útil a la sociedad de aquellos tiempos.
No solo tenía su buena clientela, sino que pasó a la historia como un personaje querido y respetado.
Logró realmente un museo, el del desecho, aunque su vocación era la de un verdadero marchand.

Bibliografía: historia de este personaje la recogió Daniel Muñóz.

lunes, 6 de octubre de 2008

MUERTE ANUNCIADA


En el espacio comprendido por las calles Minas, San Salvador, Lorenzo Carnelli, e Isla de Flores se encuentra lo que queda del Barrio Reus al Sur.
De un lado ruinas destinadas a desaparecer; del otro separados por el callejón Ansina, un complejo en construcción ocupa lo que antes era decadencia.

El predio es una manzana partida en dos, pero es también el antes y el después del abandono y la piqueta fatal que algunos intentaron esquivar sin éxito.

En los años 80 el Grupo de Estudios Urbanos trató de conservar lo posible y agregar obra nueva, todo terminó en un juicio ganado a la IMM por los arquitectos: Spalanzani, Curiel y otros.

A pesar de haber sido declarado Monumento Histórico, a pesar de las protestas de los vecinos que han dejado en caracteres imborrables “los que se fueron obligados quieren volver, los que estamos nos queremos quedar”; o del dolor de reconocer “Palermo negro tiene la memoria en blanco”; todo generó en baldío, ruinas conmovedoras y la expulsión de decenas de familias afincadas allí por varias generaciones.

Solo permanece el recuerdo de las casitas iguales, de dos plantas, con techo a dos aguas y mansarda, primer conjunto de viviendas económicas que tuvo Montevideo, obra de Emilio Reus.

Hoy mediante un convenio entre la Intendencia Municipal de Montevideo, el Banco Hipotecario, Mundo Afro y FUCVAM, se está construyendo un conjunto de viviendas en tres niveles, que prometen alojar a los desalojados.

Mientras, el Centro Cultural Zona Sur Kambe vende tamboriles y logra mantenerse en pie.

COSTA MONTEVIDEANA





A lo largo de la costa montevideana, se desarrolla una serie ininterrumpida de playas, unidas por la rambla costanera.
Y hacia ella se van acercando los barrios, conducidos por una ribera que cambia de nombre, pero que invariablemente es, en toda su extensión, un poderoso atractivo en cualquier momento del año.
Cada trozo de playa posee características propias, desde el paisaje, la arquitectura y la gente que lo frecuenta.
Por eso cuando se recorre desde la Ciudad Vieja hasta los confines con el departamento de Canelones, el panorama cambia sin cesar, entre chalets, torres, parques, rocas, senderos, plazas, avenidas, alturas enjardinadas.
El turista podrá disfrutar de un panorama donde además hay numerosos restoranes, clubes, confiterías, cafeterías y dos casinos, uno en el Parque Hotel y otro en el Hotel Carrasco.
A lo largo de la rambla se destacan: Punta Carretas, el barrio más austral de Montevideo, atractivo desde la historia con su antigua farola, los links del campo de golf hasta el Shopping Punta Carretas, creado a partir de una cárcel penitenciaria.
Pocitos, barrio residencial y populoso, con edificios altos y otro importante centro comercial, el primer shopping de Montevideo.
El Buceo, zona de naufragios y tesoros, barrio puerto y playa, a la altura de la Isla de Flores, tomó su nombre de la acción de “bucear” de muchos, en busca de las pertenencias de algún navío hundido.
Malvin típica barriada familiar y comercial, cuyo nombre debió ser Balbín, a pesar de que el truque de una consonante, no le resto ningún encanto.
Punta Gorda con el atractivo de sus pendientes y la antiguamente llamada Plaza Virgilio hoy Plaza de la Armada, que entraña mas de un deferencia, a Virgilio el autor de la Eneida, a Palinuro el mejor de los navegantes de Eneas, a Eduardo Diaz Yepes, yerno de Torres Garcia, responsable del monumento que los recuerda y finalmente es un homenaje a todos los muertos en el mar.

Carrasco con sus hermosos chalets, clubes de tenis y polo, restoranes, heladerías, boites, vida social y el magnífico Hotel Carrasco.

EL HACHAZO HOMICIDA QUE BAUTIZO UN BAR

En el cruce de las calles Buenos Aires y Maciel, en una esquina legendaria, en el corazón del barrio Guruyú, está el mostrador más antiguo de Montevideo.
Tiene por lo menos doscientos años a cuestas, nació como pulpería y un hachazo mortal homicida, le puso nombre allá por el año 1794.
Sin embargo aquí lo vemos tan campante, entero y con alias de recuerdo.

Como les contaba, su edad es imposible de precisar, se puede decir que pertenece a la prehistoria uruguaya, cuna de tradiciones populares y esta en plena actividad.
Nació veintitrés años antes de la creación del departamento de Montevideo y treinta y uno antes de la Declaratoria de la Independencia
Allí cuentan que nació la yapa y también aunque muy rudimentaria, la práctica del boxeo entre los marineros que recalaban en nuestras costas y tentaban a los criollos a medir fuerzas y habilidades, en el espacio de un cuadrado cercado por sogas. Así nomás improvisadamente.
Hasta el 15 de abril de 1794, se llamaba: “la esquina pulpería de Juan Vazquez,
Después el asesinato del dependiente del almacén: Bernadino Paniagua, conmocionó a tal punto a la serena San Felipe de Montevideo, que el boliche cambió de nombre y comenzó a llamarse “El Hacha”.
El homicida fue Domingo Gambini, actuó solo y con fines de robo, fue juzgado en Buenos Aires, como capital del Virreinato del Río de la Plata y ahorcado en Montevideo.
Así nació “la esquina del hacha” y con obvias modificaciones interiores pero el mostrador mantiene las características de lo que fue, rejas originales, ladrillos españoles de cuatro kilos y sesenta centímetros de ancho, vigas de tronco de palmera y un brocal de piedra dura, hecho a mano, que es lo único que queda del aljibe.
Sin embargo y a pesar del paso de los años, no se ha quebrado la mística de este boliche, que parece embromar al tiempo con su rica historia de dos siglos.

domingo, 5 de octubre de 2008

CRIPTA DEL SEÑOR DE LA PACIENCIA Y LA HUMILDAD

Está ubicada sobre la calle Cerrito y Solís, a la derecha de la Iglesia San Francisco y podríamos decir que es subterránea, porque está varios metros por debajo de la calle, una larga escalera nos conduce a la cripta.
Allí nos encontramos con muros de dos metros de espesor, donde rebotan los murmullos y se multiplican en los arcos ojivales que van del techo al piso, el silencio invade todo el recinto, que huele a humedad y recogimiento.
Es un lugar donde han acudido en busca de consuelo generaciones y generaciones de uruguayos, desde el año 1900.
La leyenda: “Tu que pasas, mírame
Cuentas si puedes mis llagas
¡Ah hijo que mal me pagas
la sangre que derramé”
marca la entrada de la escalera a la cripta y se refiere a la talla de madera que un día emprendió viaje desde Perú, por el siglo XVIII.
Se detuvo en Asunción y más tarde no se sabe bien porque ni como, pero en carreta y vaya a saber porque caminos, llegó a Montevideo.
Primero a la casa de Ejercicios de los Padres Jesuitas, que estaba ubicada en Sarandí y Maciel.
Más tarde fue ubicada en la puerta de la cripta y dicen que era tanta la gente que llegaba, que el tranvía de caballos los viernes, no podía transitar por la calle Cerrito.
Entonces se pensó en arreglar las bóvedas de San Francisco y allí se ubicó definitivamente el Señor de la Paciencia, en el año 1900.
Es una imagen diferente, es un Cristo que está sentado, con la cabeza apoyada en su mano, en actitud pensativa o de escucha, está más atento que la mayoría de las imágenes de Jesús, como la de la cruz que es la que más se encuentra en los templos.
Es el Señor de la Paciencia, las velas encendidas dan un aspecto muy especial a este espacio sobrecogedor y humilde.
La talla es de madera europea, muy dura y pesada, con una extraña pátina, de autor desconocido, es visitada especialmente los viernes, por muchísimas personas.
El padre García contaba que a las 7am, cuando él abre la cripta, ya hay gente esperando, entran, saludan a su santo favorito y se van rápidamente.
Este espacio que en un momento fue pensado para Panteón Nacional es finalmente por mandato de monseñor Soler, Santuario Nacional del Señor de la Paciencia.
En esos muros de dos metros de espesor se pueden ver muchas leyendas, con letra desprolija, con faltas de ortografía con una enorme carga de sentimientos y de emoción, algunas hablan de dramas cotidianos, de soledades, de amores, de falta de trabajo.
Algunos se dirigen al Señor de la Paciencia como:”flaco o cachete” y a veces la leyenda esta seguida de las gracias por la ayuda concedida.

sábado, 4 de octubre de 2008

PRESIDENTE POR VEINTIÚN DIAS

Desde antes de la instalación de la Papelera Botnia los argentinos de Gualeguaychú decretaron que todos los males desparramados por Pandora serian nada, al lado de lo que Botnia seria capaz de provocar.
Decidieron cortar nuestros puentes, uno, o dos, o los tres y en tres años de ejercicio de encerramiento, han sido muchas las técnicas y las tácticas.
A esta altura, con Botnia funcionando y sin que haya nacido nadie con dos o mas cabezas, dos señoras sospecho que jubiladas, mantienen la guardia, con las teorías en alto y sin prueba alguna.
Hace unas pocas horas invadieron el Consulado Uruguayo en Gualeguaychu en reclamo de una lancha secuestrada por la policía uruguaya. Por suerte la egregia Presidenta Cristina suspendió sus quehaceres, no se si plásticos o domésticos y puso un poco de tino a la situación.

Y siguiendo con los acontecimientos uruguayo-argentinos hoy descubro algo que pudo ser mucho más trascendente si el tiempo lo hubiera acompañado.
Desde el 1 de marzo de 1894 y por 21 días, veintiún días, hasta el 21 de marzo de 1894, el Poder Ejecutivo fue ejercido interinamente, por un ciudadano argentino, abogado, colorado y distinguido descendiente de cuna noble y sangre azulada: Duncan Stewart.
Finalmente el episodio termino cuando Juan Idiarte Borda uruguayo y plebeyo, logro los votos requeridos y se hizo cargo de la presidencia.


Duncan Antonio Stewart Agell (1833 - 1923) fue un político uruguayo de origen escoses argentino, Presidente de la República interinamente en el mes de marzo de 1894, en su calidad de Presidente del Senado.

Hijo del matrimonio conformado entre el escocés Duncan Stewart de Acharn y la uruguaya Dorotea Agell, es poco lo que se conoce sobre su vida, aunque podría afirmarse que Duncan Stewart nació en Buenos Aires en 1833.

Luego se trasladó al Uruguay, donde se desempeñaría como funcionario público y más tarde como político, siendo ministro de Hacienda en la administración de Lorenzo Batlle. En 1890 fue elegido senador.

La elección presidencial de 1894 se realizó en medio de una tremenda crisis financiera. Tras un plazo de veintiún días (desde el 1 de marzo de 1894 al 21 de marzo del mismo año) ninguno de los candidatos llegó a los 45 votos requeridos por lo que el Poder Ejecutivo fue ejercido por el presidente del Senado, Duncan Stewart.

Finalmente, Juan Idiarte Borda alcanzó la Presidencia con 47 votos.

Más tarde, se opuso al golpe de estado de Juan Lindolfo Cuestas, integrando las disueltas Cámaras colectivistas. Y deja de actuar en política desde entonces.

Casado con Delfina García Vargas, de cuyo matrimonio nacieron ocho hijos; y tío de Matilde Pacheco, futura esposa de José Batlle y Ordóñez.

PLAZA ZABALA Y BRUNO MAURICIO


Es el predio urbano más antiguo de Montevideo, apretado por edificios y envuelto por una reja perimetral con portones de acceso, algunos de los cuales hace tiempo que no están. Toda la plaza Zabala es un encantador rincón afrancesado que viola el diseño de damero del Ing. Petrarca, e invita a la pausa. Está ubicada allí donde nació Montevideo y lleva el nombre de su fundador.

Realizado por el escultor español Coullan Valera, el monumento ecuestre a Bruno Mauricio de Zabala fue inaugurado en 1931. Se ubica sobre un pedestal escalonado, donde están registradas escenas de los primeros años de la ciudad. Zabala en uniforme militar monta un caballo que mira hacia la bahía, en actitud vigilante.

Al frente una figura de mujer representa la abundancia, mostrando una serie de frutos que vaticinan prosperidad a Montevideo, cuyo escudo se encuentra más abajo y se relaciona con la cara posterior con otro escudo, el de la familia de Zabala.

A los lados hay un juego de altos y bajos relieves que aluden a la “Entrega de la población al poder civil” y la representación del campesino actual.
“La toma de posesión” y la “Primera familia”, junto a dos leyendas que se refieren al fundador de Montevideo y la fecha de entrada de las tropas españolas, el 20 de enero de 1724.

Zabala tenía treinta y cinco años cuando llegó al Río de la Plata, antes enrolado en el ejército de su rey, había hecho la campaña de Flandes, también Gibraltar, había sido fue prisionero en Zaragoza y en Lérida un balazo le había arrancado un brazo.

Felipe V lo hizo Capitán General de Buenos Aires y en poco tiempo demostró que no estaba inhibido de realizar hazañas. Fundó una ciudad en la margen izquierda del río descubierto por Juan Díaz de Solís: Montevideo-

Pie de Foto
El escultor español Coullant Valera realizó el monumento a Zabala, pero pasó por alto un detalle que no es menor: Zabala ya había perdido un brazo cuando llegó al Río de la Plata.

viernes, 3 de octubre de 2008

QUE ES UN BLOG?

Un blog, o en español también una bitácora, es un sitio web periódicamente actualizado que recopila cronológicamente textos o artículos de uno o varios autores, apareciendo primero el más reciente, donde el autor conserva siempre la libertad de dejar publicado lo que crea pertinente. El término blog proviene de las palabras web y log ('log' en inglés = diario). El término bitácora, en referencia a los antiguos cuadernos de bitácora de los barcos, se utiliza preferentemente cuando el autor escribe como si fuese un diario, pero publicado en Internet en línea.

lunes, 29 de septiembre de 2008

PRIMER BARRIO GURUYÚ

Ignorado, olvidado, perdido en el tiempo, era francés, se llamaba Gounoulihou, inmigrante que hizo historia en Montevideo.

Tenía un apellido difícil para la sencillez de aquellos primeros habitantes, que sin querer lo simplificaron en Guruyu.

Perdió varias vocales y consonantes, pero nada de eso fue obstáculo para bautizar con su nombre el primer barrio que tuvo Montevideo, un pedazo amurallado que desde el Fuerte, llegaba al río.

Fue un rincón tranquilo, familiar, lleno de españoles, italianos, franceses, turcos, sirios, todos atraídos por el sueño americano y por un suelo que no ofrecía muchas cosas, sentenciosamente llamado en la publicación La tierra purpúrea “tierras sin ningún provecho”,

Fue escrita por un naturalista y escritor llamado Hudson. que en el libro que acabo de mencionar :La tierra purpurea cuenta aventuras en la Banda Oriental.

En esos primeros tiempos el puerto no existía y tampoco había muelles, pero lentamente fueron apareciendo signos de progreso.

El tranvía de caballitos empezó a circular, se construyo el muelle Maciel, después las escolleras y así el puerto se echo a andar y el barrio Guruyu, que un francés había fundado, se extendió.

La fisonomía de Montevideo demostrará, que a partir de ese grupo de gente de diferentes orígenes, las tierras tenían mucho más provecho que lo declarado por la sentencia.

Y en algún rincón olvidado, entre los muros, o el empedrado, permanece el espíritu de aquel inmigrante que le dio su nombre.

LA MUJER MAS AMADA TIENE PLAZA EN MONTEVIDEO


Esta plaza montevideana fue elegida para alojar la mujer más amada de la historia de todos los tiempos, de todos los hombres y de cualquier lugar: la libertad.


Seguramente nuestra historia, vinculada estrechamente a la del pueblo francés, en su espíritu libertario, reconoce como la fuente de todos los progresos políticos del mundo, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.


En su homenaje Montevideo le consagró esta plaza, en un momento en que los ideales de nuestro pueblo, estaban íntimamente ligados a aquellos del pasado francés.


La que hoy vemos como una plaza céntrica, kilómetro cero de Montevideo, fue escenario de muy diversos acontecimientos.


Nuestra tierra se nutrió de inmigrantes que actuaron en diferentes escenarios y así formaron nuestra nacionalidad.


Uno de esos escenarios fue la Plaza de Cagancha, cuando los franceses reunidos en la Legión Francesa proclamaron: “Vive la liberté”.


En los tiempos de la Guerra Grande, por convocatoria del Ministro de Guerra Melchor Pacheco y Obes, se reunieron allí todas las tropas extranjeras, ya que la plaza, era el lugar donde se practicaban ejercicios militares.


Estos extranjeros, que se jugaron por la libertad y la concordia de su patria de adopción, se vieron obligados a afianzar esa adhesión, proclamando el derecho a la libertad y a la paz de esta tierra, que los recibió y donde ellos se afincaron.


En el inventario de los extramuros realizado en 1788, figura como la “Calle de las carreras”, primera pista que existió en el Uruguay.


No era más que un baldío, un simple rectángulo, pobre, fangoso y desolado, con poca edificación y escasa presencia humana.


Solo la naturaleza le era pródiga.


Bordeando por corralones, uno blanco que cercaba la quinta de la familia Montero, un poco más allá una fábrica de carruajes, otra de toldos y carpas, algún corralón y muchos espacios vacíos, salpicados por alguna que otra construcción.


En el horizonte el cielo aparecía generosamente quebrado por un recorte de plaza, la plaza Pérez, actualmente del Gaucho; un edificio de dos plazas y cuatro arcadas, importante para la época, más cielo y dos casas de altos: una con trece ventanas y otra con escalera exterior hacia el mirador.


Desde esa típica construcción, se habrán deslizado las miradas de muchos montevideanos, hacia aquel espacio ralito donde hoy nos hemos parado imaginariamente, plaza de Cagancha.


La alegría le había dado ese nombre, cuando se festejó la victoria de Rivera sobre los hombres de Rosas, obtenida en 1939, en la cuchilla de Cagancha en el departamento de San José.


Y desde aquel espacio, fue testigo de diferentes tiempos montevideanos: pasiones, calma, amores, juegos infantiles, pausa verde o dolor total.


Las crónicas también registraron cierto hecho patibular: un vecino comerciante de prestigio llamado José Baena, en plena Guerra Grande, fue acusado de traición y fusilado allí mismo, en el amanecer del 16 de octubre de 1843, por confabularse con los sitiadores.


El rincón de la ejecución comenzó a ser identificado como ”el hueco de Baena .”


EL 20 de febrero de 1867, entre los acordes del Himno Nacional, salvas y cohetes, unos cuantos cientos de ansiosas miradas contemplaban por primera vez, la estatua de la Concordia.


Había sido encargada oficialmente al escultor italiano José Livi y debía conmemorar la reconciliación de la familia oriental, luego de la paz de febrero de 1865.


El nombre que el artista le adjudicó “de la Concordia”, será sustituido por el de “ Columna de la Paz”, hasta que un día los montevideanos comenzaron a llamarla de la “Libertad”.


Pero, quien fue la modelo? ¿A quien perteneció su rostro, su cuerpo? ¿Por qué fue elegida? ¿ tenía nombre? ¿cual era?


La historia de Livi trae consigo todas las respuestas.


Esta mujer que reina sobre la plaza, es hermosa, esta envuelta en una túnica de estilo griego, en su mano izquierda sostiene una bandera a medio desplegar y con la derecha aferra una espada.


Con su pie izquierdo desnudo, está pisando una cabeza cortada que representa el genio del mal.


Su escultor, italiano y genial, fue encargado de embellecer el baldío con una obra de arte destinada a recordar, más que un hecho de armas en sí, el principio de una etapa de paz nacional, de reconciliación entre orientales.


Y no encontró mejor modelo, que la imagen de su propia esposa: Rosa Pittaluga.


Livi era egresado de academias de arte de Florencia y Carrara y no hacía mucho que vivía en Montevideo, cuando fue elegido para realizar esa obra.


Y su esposa, una uruguaya de la que estaba profundamente enamorado, lo acompañó, desde la inspección del terreno.


Era frecuente ver al artista con su esposa en grupas de su caballo, recorriendo las excavaciones de la plaza.


Mientras en su taller, con certeros golpes de cincel, decía en el bronce, todo lo que sentía por la paz y el amor.


Fue el primer monumento que tuvo Montevideo, todavía muy pobre en ornamentación artística, que se erigió a descomunal altura, como símbolo vertical ineludible de uno de los más sagrados derechos del hombre.


El 20 de febrero de 1867, el gobernador Venancio Flores, sus ministros de Estado, oficiales y público, se dieron cita en la plaza.


Todos habían venido a presenciar el descubrimiento de la estatua.


Y 133 años después de la presencia entre nosotros de esta enigmática dama, amada por Livi, amada por los uruguayos de todos los tiempos, amada por el hombre universal, tiene como razón de ser la guerra y el amor y como imagen, una mujer que observa la ciudad desde la altura.














domingo, 28 de septiembre de 2008

Curriculum Elena

ELENA BERNADET BERNADET
ebernadet@gmail.com
Cel: 099 927 441


2008 Montecarlo TV Canal 4 Programa “Buen Dia Uruguay”

2008 Diario “El Observador” Publicación semanal “Vaivén”

2007 Radio Carve Programa “Consentidas” Nota semanal sobre anecdotario
Montevideano

2007 Publicación del libro: Montevideo los Amores y las Sombras”
Ediciones ”Del Caballo Perdido”

2007 Montecarlo TV Canal 4 Programa “Buen Día Uruguay”
Notas semanales sobre anecdotario Montevideano y del interior
Programa conducido por Adriana Da Silva, Sara Perrone y Leonardo Lorenzo. Dirección: Lic. Cecilia Gonzalez

Diario “El Observador” Publicaciones semanales en “Va y Ven” Editora: Natalia Jinchuk

2006 Montecarlo TV Canal 4 Programa “Buen Día Uruguay”
Dirección: Andrés Borques

“Dossier” Revista Cultural producida por Fernando Cattivelli publicación bimensual

Diario “El Observador” Publicaciones semanales en “Va y Ven” Editora: Martina Pérez

2005 Montecarlo TV Canal 4 Programa “Buen Día Uruguay”

2005 “Placer “ Magazine Dirección: Titina Núñez
Notas en “Miradas Urbanas”

2004 Montecarlo TV Canal 4 Programa: “Buen Día Uruguay”
2003 Montecarlo TV Canal 4 Programa “Buen Día Uruguay”

Diva Magazine Dirección Editora: Carolina Aguerre
Notas en “Lo que nos cambió la vida”

2002 Montecarlo TV Canal 4 Programa “Buen Día Uruguay” Notas semanales sobre anecdotario Montevideano y del interior
Programa conducido por Adriana Da Silva y Leonardo Lorenzo